El balón está en el aire dando vueltas. Paolo Guerrero reacciona rápido y salta sin apuros para colocar la pelota por encima de los tres defensores del Chelsea que estaban en la línea del arco como kamikazes listos para dar la vida por evitar el gol. El balón igual ingresa y en Brasil hay terremoto. La tierra se mueve pero no es un movimiento telúrico sino la locura desatada por el tanto del ‘Depredador’ que significaba ser campeón del mundo. Aún no podían cantar victoria; antes Cassio iba a convertirse en figura con intervenciones salvadoras, manos benditas. Un gol anulado del ‘Niño’ Torres por off side tuvo al borde del paro cardiaco a los ‘torcedores locos’ pero el pitazo final dio rienda suelta a la insania.
Era hora de celebrar, y aunque Paolo no podía correr porque salió lesionado y mostraba un vendaje en la rodilla derecha, se juntó con sus compañeros en el centro del campo en un abrazo eterno. Luego se unió el comando técnico, el departamento médico... mientras el ‘Depredador’ saltaba con la bandera peruana en la espalda. Siempre nuestros colores con el ‘Depredador’, quien dedicó este título al club brasileño pero también al Perú, el país que lo vio nacer y lo formó como jugador.
30 millones de hinchas –la misma cantidad de habitantes del Perú–, el pueblo del Corinthians como se le conoce en Brasil, han elevado a ídolo a Paolo después de hacer el gol más determinante en la historia del club. Ya había marcado en la semifinal ante el Al Ahly, donde la cabeza del ‘Depredador’ fue la clave para ganar también. El fútbol se define en las áreas: un arquero te salva el partido y un goleador los gana. Por eso el ‘Timao’ hizo el esfuerzo de traer a Guerrero desde el frío alemán para que encuentre el camino a la felicidad, como él mismo lo ha dicho en el calor brasileño.
Paolo, que a los 18 años decidió dejar Alianza Lima –club en el que fue goleador de las divisiones menores pero no debutó oficialmente–, se fue al Bayern Munich para ser el pupilo preferido de Gerd Müller, quien premiaba sus goles con chocolates. Luego partió al Hamburgo, equipo que después de pelear por los primeros lugares entró en crisis y luchaba por no descender. Marcó 51 goles en 183 partidos durante su estadía en Alemania.
Diez años después, a los 28, una propuesta del Corinthians hizo soñar de nuevo a Paolo. Volver a Sudamérica, pero no a cualquier equipo sino al campeón de la Copa Libertadores que jugaría el Mundial de Clubes. Volver a estar en la órbita del planeta entero en una definición entre los mejores.
No fue un retroceso. Quizás un paso atrás para dar dos adelante, porque en el país de la samba Guerrero vuelve a bailar. Esta semana fue una de las mejores en la vida del ‘Depredador’. En la última fecha del Brasileirao se lesionó la rodilla pero con una recuperación casi mágica llegó a tiempo al primer partido del ‘Timao’ en el Mundial.
Ante los egipcios demostró su cuota goleadora en un equipo que no luce pero es eficiente. Tite plantea un esquema en el que los jugadores determinantes tienen que gravitar . En la final ante el Chelsea, los dos extremos fueron importantes: Cassio, el arquero que también volvió de Europa para celebrar, y Guerrero, con su gol y también sus movimientos que mantenían preocupados a los defensores rivales.
Los ‘blues’ no encontraron el camino para vulnerar la línea defensiva del ‘Timao’, que en los primeros 45 minutos se dedicaron solo a intentar buscar el arco rival con contragolpes. Los minutos pasaban y los europeos se empezaban a desesperar porque no aparecía la llave del gol que estaba extraviada en algún lugar donde no hay camisetas azules.
Así es como a los 69 minutos un error deja solo a Danilo, que patea pero su tiro es desviado por David Luiz y Petr Cech, y el balón le queda a Paolo preciso para anotar. “Paolo, hay que aprender a cabecear como Valeriano”, cuenta su papá, José, cuando lo llevaba a la playa a entrena r y le tiraba una y otra vez el balón. “Me llena de orgullo y espero que les sirva de ejemplo a los jóvenes. Siempre pido a Dios que lo ilumine”, confiesa el progenitor del delantero de moda.
Desde niño, Paolo estuvo cerca de un balón. Cuando pisó la cancha de Matute como mascota y luego fue creciendo con un solo objetivo: ser trascendente, pasar a la historia. Y ayer lo consiguió con su alma goleadora. Estuvo en el lugar y el momento adecuados para darle el título por primera vez al Corinthians, que esta temporada también consiguió su primera Copa Libertadores.
En Brasil, muchos hinchas vendieron sus casas, también sus carros, para ver su sueño hecho realidad. Se agenciaron del dinero para viajar hasta Japón, donde en medio de un idioma extraño y cultura radical llevaron su calor y llenaron las tribunas. Más de 30 mil personas viajaron hasta Asia, incluso más que cuando Boca Juniors, otro gigante del continente, jugaba el torneo.
El mundo entero es del ‘Timao’ y eso se notó en las calles de Sao Paulo, donde la gente salió en sus autos para una caravana que aún no termina. El sonido de las cornetas y los tambores todavía se escucha en una ciudad que no ha dormido y espera con ansias la llegada de sus campeones.
La camiseta 9 que hasta hace un par de años la vistió Ronaldo, el ‘Fenómeno’ que es goleador de los mundiales, ahora es propiedad de Paolo, quien con una actuación importante se llevó el balón de bronce de la final. El de plata fue para el defensa del Chelsea David Luiz y el de oro para Cassio, el golero del ‘Timao’.
Paolo consiguió su objetivo: meterse en la historia del Corinthians. Tiene 8 goles en 15 partidos oficiales y en las redes sociales no se cansan de escribir sobre lo importante que fue Guerrero para este título. En diferentes idiomas y en la página web oficial del club, en la que destaca una foto suya con el mensaje de “Paolo es el Guerrero del ‘Timao’”.
Con su peinado samurái, el ‘Depredador’ fue pieza fundamental para que su equipo consiga el título más importante de su historia. De nuevo Petr Cech fue la víctima, como hace 7 años en la Champions, pero esta vez para gritar que son campeones mundiales.
SÍNTESIS:
Corinthians (1): Cassio; Alessandro, Chicao, Paulo André, Fabio Santos; Paulinho, Ralf; Danilo, Jorge Henrique, Emerson (Wallace); y Guerrero (Juan Martínez). DT: Tite.
Chelsea(0): Cech; Ivanovic (Azpilicueta), Cahill, Luiz, Cole; Lampard, Ramires; Moses (Oscar), Mata, Hazard (Marin); y Torres. DT: Rafael Benítez
Gol: 69m Guerrero (COR).
TA: Jorge Henrique (COR). David Luiz (CH).
TR: Cahill (CH).
Árbitro: Cuneyt Cakir (TUR).
Escenario: Estadio Yokohama
Asistencia: 68.275 espectadores
“Estoy muy feliz con mi actuación. Soñé con esto, uno tiene que hacerlo, soñé que ganaba el título y anotando. Había que correr, meter y generar fútbol. Trabajamos mucho para ganar este título, pusimos mucho esfuerzo. Es un premio al sacrificio. Ahora llega el momento de festejar y celebrar”, fue lo primero que señaló Paolo Guerrero después de su consagración, de saberse campeón mundial en Yokohama.
Acto seguido contó el gol que hizo en valla del checo Petr Cech cuando el reloj marcaba los 68 minutos del partido. “Creo que la acción vino desde la izquierda. Danilo enganchó e intentó definir pero lo bloquearon, ¿no? Lo que recuerdo es que la pelota me quedó justo suspendida en el aire. Ahí, para empujarla. En ese momento uno tiene que estar lo más frío posible, no queda prácticamente nada para pensar. Hay que embocarla donde sea y como sea. Si hasta creo que tocó el travesaño antes de entrar”, precisó.
Guerrero dedicó su gol a los hinchas del ‘Timao’ y, como era de esperarse, a todos los peruanos. “Esto es increíble, están todos locos. Algunos llegaron hasta Japón y para ello tuvieron que vender sus autos. Es una locura. Este triunfo es para ellos. Y este título se lo dedico también a todos los peruanos. Perú, mi país… me importa muchísimo y está siempre conmigo”, dijo Guerrero en el momento cumbre de la celebración, cuando recibió el trofeo que lo distingue entre los mejores del Mundial y lo felicitaron personajes como Joseph Blatter o Michel Platini. Paolo se puso una bandera peruana en la espalda para recordar su origen, su amor por la patria.
Yokohama. La República.
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